DESDE
TU BALCÓN
Ella era mi vida. Aun así era consciente de que cuando
creciera la tendría que dejar volar hasta donde ella quisiera. Por eso
disfrutaba cada segundo a su lado. Y así, sentadas las dos, mirando las
estrellas desde el balcón de su habitación, me sentía la madre más afortunada
del mundo. Las observábamos todos los días mientras me preguntaba todo aquello
que le creaba curiosidad. Yo siempre le respondía con una dulce sonrisa,
regalándole todo mi amor hasta que sus ojitos se cerraban por el cansancio.
Apoyada en mi hombro la cogía despacio en brazos y la acostaba dándole un beso
en su mejilla. Ella medio sonreía y volvía a quedar profundamente dormida.
Hoy la vida nos
separó. Como siempre imaginé partió lejos de casa para aprender y hacer
realidad sus sueños.
Y al caer la
noche, desde su balcón, contemplo la noche estrellada sabiendo que estará
cumpliendo la promesa que nos hicimos, mirando al cielo ambas a la vez,
recordando todos y cada uno de aquellos momentos bonitos donde ella recibía mi
amor incondicional y yo el cariño, la dulzura y la bondad de mi preciosa hija
bajo un cielo lleno de estrellas…
Butterfly
La Esencia
Ella siempre ha sido honesta y no se lo reprocho. Me ha
acompañado desde que tengo uso de razón, ha sido paciente conmigo. Me enseñó a
dar los primeros pasos en la vida, me ayudó a crecer.
Con ella aprendí a quererme y a aceptarme, sabía que no iba a ser fácil y que el camino
costaría trabajo, aún así buscaba la forma de hacerme avanzar. A veces fue
tremendamente dura, otras exigente, pero de ella aprendí que los momentos más
difíciles pueden ser una fuente de
aprendizaje. En ocasiones, me hizo descender a los infiernos, en ese instante
la odiaba, pero era sólo para
demostrarme que podía ser más fuerte de lo que creía.
Ella es divertida, tiene una sonrisa preciosa donde las
haya, con ella he llorado, me he reído, me he imaginado en otro mundo. Ha sido
una mujer de carácter, emocional, me enseñó a amar con intensidad, a ser
sensual, a disfrutar del sexo y a veces, sólo por sus impulsos, me rompió el
corazón. Consciente de ello, me enseñó a cuidarme, a saber decir adiós, a dejar
que la vida fluya y a tener amor propio.
Gracias a ella llegué a pensar con mayor claridad,
valorar las pequeñas cosas, disfrutar los momentos, a luchar por lo que
consideraba más justo. Ella es mi parte femenina…mi esencia.
Mar Cantos
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